Lee Howard es por todos bien conocido a la hora de confeccionar discos opresivos y supurantes. Desde hace ya más de siete años su música se ha caracterizado por una inquietante colección de tonos raspantes y cadenciosos en forma de loop a los que se les adhiere todo tipo de atrezo sonoro de la más inverosímil procedencia, dejando listo, de esta manera, un manto acústico en alto relieve que se adorna con voces embriagadas de amplificación. El resultado de su fórmula siempre resulta más que satisfactorio, y le ha hecho ganar a lo largo de su trayectoria profesional miles de fans procedentes de todos los puntos del globo.

Hace ya casi un año tuve la oportunidad de verle dándolo todo sobre el escenario en el concierto ofrecido con motivo del aniversario del sello que le ha apadrinado en los últimos discos, Cold Spring; y tengo que reconocer que sus correrías en vivo hacen sobrada justicia al salvajismo encapsulado en sus CDs.

Iron Fist of the Sun, más conocido por su acrónimo IFOST, el cual reza en la mayor parte de las portadas, sabe encontrar un equilibrio entre la sobriedad del silencio y la subyugación moral que impone el ruido, dando lugar a temas tan desconcertantes como los que se ofrecen en su último álbum “We Can Yield Our Own Footsteps”. El disco, que ha visto la luz hace unos meses, se mantiene firme al esquema planteado en su anterior trabajo “Who Will Help Me Wash My Right Hand”, con el que el británico consiguió alcanzar una jugosa notoriedad a escala internacional. No obstante, los siete cortes que moldean esta nueva entrega gozan de una opacidad acústica que le aporta un talante siniestro y sombrío, algo malévolo.

Howard no pierde el tiempo en mostrárnoslo. Su primer tema, ‘Pride’, se desenvuelve entre brumas acústicas de tonalidad grave. Sobre ellas basculan notas de piano secuenciadas y otra serie de ocurrencias engendradas durante una madrugada repleta de malas noticias. Las distorsiones en continua modulación continúan siendo un rasgo característico de este nuevo icono del ruido británico. AIFOST le encanta jugar con la fluctuación hasta encontrar el término medio con el que andamiar el decurso del tema.

Su segundo corte, ‘The Disappearing Chair’ es una perfecta y altamente recomendable muestra de ello. Un corte escueto pero intenso que resume de forma ejemplar la esencia global de esta nueva entrega. Otra tonada que, esta vez, sobresale por su desconcertante juego de random es ‘Cold Wet Skin’, en la que la voz de Howard se muestra siseante y un tanto perturbada, lo que no sirve de óbice para encajar a la perfección con el talante articulado en la base acústica.

“We Can Yield Our Own Footsteps” es un álbum que agradará en gran medida a los seguidores de proyectos como Propergol, Whitehouse o MZ412, ya que consigue aunar y adecuar magistralmente el ritmo secuencial con el ruido más enmarañado, tiñendo de negro la mixtura que Lee consigue hilvanar.

Una vez más, Cold Spring no ha reparado en gastos. “We Can Yield Our Own Footsteps” se ha editado tanto en formato CD como en LP, prensando de este último dos variantes. Una en vinilo negro, y otra en transparente. De esta última sólo se han fabricado 100 ejemplares, y los precios comienzan a subir como la espuma.

IFOST vuelve a posicionarse en los primeros puestos de bandas altamente recomendables dentro del género power electronics.

Trabajo Comentado por: Fernando O. Paíno para Mentenebre {MN

Compralo aquí: 

Vinilo: http://www.gh-records.com/851-iron-fist-of-the-sun-we-can-yield-our-own-footsteps.html

CD : http://www.gh-records.com/754-iron-fist-of-the-sun-we-can-yield-our-own-footsteps.html

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